Por la fuerza del destino mis padres escogieron, para mi escuela y colegio, un centro educativo en el que nos hacían practicar ejercicios de respiración y meditación cada mañana, e inclusive durante algunos años meditábamos antes de iniciar cada clase. Además de eso teníamos una clase, todos los años, que se llamaba “Amor a la vida”; esta clase la daba alguna psicóloga y en ella nos hacían trabajar nuestras emociones: transitarlas, expresarlas mediante dibujos, mediante la escritura, mediante la palabra compartida, y también en esta clase nos hacían meditar, respirar, conectar con nuestros cuerpos. Jamás me imaginé que este aprendizaje que en esa época me parecía un poco como juego, y sobre todo innecesario en comparación a las otras clases y materias, me marcaría tanto.

Cuando terminé el colegio entré a la Universidad a estudiar antropología sociocultural, una carrera bastante dura. Leíamos y escribíamos mucho, mucho; estábamos siempre en la cabeza, analizándolo todo. Los ejercicios de respiración y de meditación dejaron de ser parte de mi vida porque simplemente ya no había tiempo, necesitaba estudiar, graduarme, trabajar, es decir hacer lo que se debe hacer. Trabajé en varias investigaciones, fui coautora de 2 libros, hice proyectos muy lindos dentro del Estado como antropóloga, pero algo me faltaba, sentía un vacío que nada lo podía llenar. 

Para llenar ese vacío empecé a hacer yoga. Y me conectó de nuevo con la meditación y la respiración. El yoga me hizo acuerdo de esas herramientas que había olvidado por completo desde que empecé la Universidad y durante varios años ejerciendo mi profesión. Luego, hice una formación en diseño de proyectos donde utilizaban la meditación y la respiración como herramientas para el proceso, además de la conexión con las emociones, con el cuerpo y con la intuición; esta nueva forma de hacer proyectos permite que sean sostenibles a largo plazo, sobre todo porque las relaciones se vuelven más horizontales en el trabajo, dejan de ser jerárquicas. 

Otra vez por la fuerza del destino, llegué a encontrarme con un grupo de parteras y doulas, con quienes trabajé en el intento de armar un proyecto con la nueva metodología que había aprendido, pero seguía muy en mi cabeza a pesar de mis intentos por salir de la misma e ir más hacia mi cuerpo, hacia mi intuición. Pensé que podía ayudar a estas mujeres sabias y fue muy al contrario, ellas me dieron un inmenso regalo para mi camino: mi formación como doula, en una escuela fundada por una increíble partera que fue filósofa académica y luego se formó a través de la trasmisión de conocimientos de los mamos de la Sierra Nevada colombiana.  

Las doulas, somos mujeres que acompañamos a otras mujeres durante su proceso de embarazo, parto y posparto. Este es un oficio que re-surge en sociedades modernas como las de Europa o EEUU, y llega también a las poblaciones urbanas de Latinoamérica, a las poblaciones citadinas. Sin embargo, este es un oficio muy antiguo, milenario, porque ancestralmente las mujeres paríamos en comunidad, y no de manera tan solitaria, individualizada, medicalizada, controlada, como se lo hace en la actualidad. Las relaciones comunitarias son horizontales, no jerárquicas, por lo tanto nadie está por encima de nadie, y eso significa que nadie sigue lo que alguien más diga sin antes escucharse a sí mismx, sin antes escuchar su propia voz, su corazón. En el caso del parto, actualmente, en sociedades modernas, hacemos lo que diga el/la médico usualmente, en lugar de escuchar a nuestro propio cuerpo, en lugar conectarnos con el mismo y no entregarlo para que hagan lo que quieran y decidan otrxs sobre nosotros, sobre nuestros procesos, sobre nuestra vida y la del ser que está por nacer.

Este encuentro con parteras, doulas, mujeres embarazadas, mujeres en sus partos, mujeres en sus pospartos, me llevó definitivamente de regreso a mi propio cuerpo, y fue entonces que me encontré con la Respiración Ovárica Tao, una práctica milenaria por medio de la cual aprendes a reciclar tu energía vital, en lugar de desperdiciarla. Para el Tao es lo mismo energía vital que energía creativa, o es lo que también conocen ellos como Chi. Y es que estar vivx significa que alguien nos creó, nuestros padres y madres biológicxs usualmente, y la manera en que lo hicieron fue por medio de su sexualidad, por medio de la energía sexual. Entonces para el Tao lo que hacemos, sobre todo en occidente o en culturas colonizadas por occidente, es no reciclar nuestra energía sexual sino que la desperdiciamos, y reciclarla es transformarla en energía vital/creativa.  

Todo esto parece sólo conceptos cuando los lees, pero una vez que empiezas a practicar sientes la diferencia en tu cuerpo, en tu mente, en tus emociones…en tu energía vital. La Respiración Ovárica Tao te permite integrar lo que crecimos pensando y sintiendo que estaba separado, es decir ya no sientes que tu cabeza quiere algo pero tu corazón quiere otra cosa. Ya no sientes que las emociones no tienen que ver con la razón, y que debes escoger un camino u otro, sino que todo tu ser se alinea, te sientes en mayor congruencia, con mayores claridades para el camino, con mayor creatividad, mayor vitalidad.  

Descubrir que las herramientas de respiración y meditación que cultivé en mi infancia y adolescencia, me llevarían a entender la fuerza de estar viva, la fuerza de cultivar mi energía vital, me da mucha gratitud con todos los pasos que he dado a lo largo de mi camino. Ahora esta práctica milenaria que he aprendido e integrado la voy a transmitir en la certificación de ChiKung con mención en energética femenina del CMI, junto a una gran amiga y Maestra de camino también, Laura Corral. Estoy segura de que lo que vamos a compartir en este espacio será totalmente nutritivo, tanto para quienes reciban las clases como para quienes las impartamos. Y es que cuando hablamos de energía empezamos a entender que realmente las relaciones son horizontales, pues de otra manera simplemente no estamos logrando relacionarnos, estamos desconectadxs, tanto del otrx como de nosotrxs mismxs, de nuestro cuerpo, de la vida. 

Con mucha emoción y amor les esperamos en esta certificación que nos permitirá entender el trabajo energético femenino, que al estar tan poco explorado, tan poco comprendido, al ser la sexualidad femenina tan tabú, tan escondida, temida, limitada, bloqueada, se nos ha negado la energía vital/creativa a las personas que tenemos cuerpos con vulvas. Juntarnos a recuperar esa energía vital/creativa perdida será todo un placer, todo un despertar, así que les esperamos con los brazos y el corazón muy abiertos. Cierro este escrito agradeciendo muchísimo este espacio lleno de magia y sanación que ha abierto el CMI, en un gran esfuerzo por hacer que este tipo de conocimiento energético se divulgue, se comparta.